lunes, 26 de julio de 2010

Las comunidades Wichí al frente de la investigación sobre la matanza de su propio pueblo por el Ejército Argentino en el siglo actual

Una medida cautelar para las fosas wichís

Pide que se protejan las fosas en las que se hallaron huesos que testimonian matanzas del Ejército argentino y prueban los planes de exterminio masivo.

“Vi con mis propios ojos las tierras y los huesos que parecía como si se los hubiera quemado.” De esta forma, Domingo Vaca, presidente de la Comisión Territorial de la Comunidad Wichí Misión Chaqueña, expresó su sensación ante una veintena de testimonios de miembros de distintas comunidades wichís de la provincia de Salta que fueron testigos de las matanzas perpetradas por el Ejército argentino a los pueblos originarios durante buena parte del siglo XX en el noroeste del país. Pruebas fundamentales del exterminio masivo de los pueblos originarios.

La Comisión Territorial de Misión Chaqueña presentó una medida cautelar ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación a fin de proteger las fosas comunes y los testimonios para asegurar la continuidad de la investigación sobre las matanzas que comenzaron a principios de 1900 y hasta mediados de siglo, como la "Campaña del Chaco".

Se conformó una Comisión Nacional de Investigación en la que “lo más importante es que son los integrantes de las comunidades wichís las que investigan su propio genocidio”. La investigación comienza a partir de “los testimonios de miembros de la comunidad wichí que presenciaron la matanza de sus padres o abuelos por parte del Ejército, y que pudieron indicar los lugares donde se realizaron”, explicó Iosa.

Se busca proteger esas fosas del avance de cualquier explotación agrícola y petrolera, como las que ya existen en distintos sectores de la provincia. Las fosas localizadas se encuentran en Rivadavia banda sur, en terrenos fiscales. Una ubicada en una zona de matorrales, a 500 metros de donde está instalada la Comunidad Misión Wichí. La segunda está en el paraje La Paloma, ubicado a dos o tres kilómetros hacia el norte de la localidad Rivadavia; y a 15 kilómetros aproximadamente de esa misma ciudad se localiza el paraje el Chuschal, donde se identificó la tercera fosa”.

Hay testimonios que afirman la existencia de más fosas comunes en la banda norte del departamento de Rivadavia y también en el departamento de San Martín, en Salta.

Además, las comunidades exigen su reconocimiento como pueblos originarios preexistentes y la devolución de sus tierras ancestrales.

Informe: Rocío Ilama.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-150157-2010-07-26.html

lunes, 19 de julio de 2010

Afroargentinos: parte de nuestra historia e independencia de Argentina, Chile y Perú

Ahora que vivo cerca de ellos, quise saber sobre su historia en mis pagos, y encontré el Manual de los Afrodescendientes en las Américas y el Caribe (UNICEF - Organizaciones Mundo Afro - Centro de Estudios e Investigaciones Afro, 2006) que cuenta, entre otras cosas que:

Durante el gobierno de Rosas hubo una importante presencia de la comunidad negra en Buenos Aires, alcanzando un 30% de la población total. En el noroeste argentino, en la zona de Tucumán el 42% de la población era negra; en Santiago del Estero 54%; Catamarca 52%; Salta 46%; Córdoba 44%; Jujuy 13%.

A lo largo del siglo XIX se produjo un decrecimiento sostenido de los afrodescendientes, que se atribuye a la exterminación por distintas guerras, en las que su participación era compulsiva por la "LEY DE RESCATE DE LOS ESCLAVIZADOS", o por la promesa de la libertad luego de cinco años de servicio militar. Su incorporación fue paulatina en tropas, siempre ocupando los puestos más peligrosos en el campo de batalla:
  • En 1801 se reglamentaron formaciones milicianas de negros esclavizados a las que se denominó Compañías de Granaderos de Pardos y Morenos. Cuando en 1806 se produce la primera invasión inglesa a Buenos Aires, fueron los esclavizados los que asumieron los mayores riesgos en la defensa de la ciudad.

  • José de San Martín desarrolló una serie de campañas decisivas para la independencia de Argentina, Chile y Perú que fueron desarrolladas con la participación del Regimiento de Granaderos a caballo, compuesto de 1,200 hombres de los cuales 800 eran negros libertos , es decir, esclavos rescatados por el Estado para el servicio de las armas. La muerte masiva de afrodescendientes reclutados para el Ejército de Los Andes fue un hecho reiterado durante la campaña de Chile, Perú y Ecuador. Entre 1816 y 1823, de los 2500 soldados afrodescendientes que iniciaron el cruce de Los Andes, fueron repatriados con vida 143.

  • Entre 1825 y 1828 los afrodescendientes integraron filas en la guerra contra Brasil, y posteriormente participaron en las guerras civiles entre unitarios y federales. El Brigadier General y Gobernador de Buenos Aires, Don Juan Manuel de Rosas convocó afrodescendientes para formar el Batallón Provincial y el Batallón Restaurador. Con el fin de la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1865-1870) pareció concluir el calvario del hombre negro en las fuerzas armadas. Pasada la gesta de la campaña libertadora, se continuó con la costumbre de complementar regimientos de blancos con regimientos de negros, aunque siempre separados.

Las corrientes migratorias de fines del siglo XIX propiciadas por la Constitución y estimuladas por el Estado, fueron selectivas en su origen europeo. El Estado asumió como misión la idea del blanqueamiento de la población como requisito para el desarrollo y el progreso del territorio. Los ideólogos Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, restringieron la inmigración africana y asiática, e instalaron en el imaginario la negación de la propia realidad negra dentro del país. Los tipos sociales indígena y afrodescendiente se convirtieron así en el prototipo de “gauchos” y/o “criollos”.

Los nuevos migrantes desplazaron a los afrodescendientes, quienes fueron replegándose hacia áreas alejadas de los grandes centros urbanos, olvidados por el Estado-Nación que habían contribuido a formar. En esta misma coyuntura, en los documentos oficiales la gama de la población anteriormente denominada negra, parda, morena, "de color", pasó a determinarse como "trigueña", designación esta que puede aplicarse a diferentes grupos étnicos o a ninguno.

El período que va de 1838 a 1887 es crucial en el proceso que ha sido designado por algunos historiadores como de "desaparición artificial", ya que para fines de 1887 el porcentaje oficial de negros era de 1,8%. A partir de ese período los censos nacionales argentinos no incluyen información desagregada por raza/etnia que considere a afroargentinos.

Las contribuciones lingüística y culturales de los esLista numeradaclavizados en la Argentina son insoslayables. A pesar de tanta adversidad, los africanos dieron origen a formas artísticas populares como la payada, el tango, la milonga y la chacarera . Aportaron infinidad de palabras al lunfardo (bombo, batuque, conga, candombe, malambo, mandinga, mucama). Hicieron contribuciones al teatro, la música, el circo, y a las artes culinarias con la incorporación de las achuras y el mondongo a la alimentación, la mazamorra y el locro.

Una parte de nuestra historia que merece ser recordada: la participación de quienes sufrieran la diáspora africana para ser traídos a nuestro continente como esclavos, y que en busca de su libertad, aportaron a la nuestra.

sábado, 17 de julio de 2010

La Argentina Excepcional: comunidades indígenas del Norte Argentino

Una caracterización socio-sanitaria y aproximación al Desarrollo Humano en Comunidades Kolla, Wichí y Guaraní del Noroeste Argentino


Soruco, Ana Inés

El 14 de Junio de 2010, la organización humanitaria CONIN (Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil) alertó sobre la muerte de dos bebés indígenas y un adolescente de 15 años, con ocho kilos de peso y un metro altura, en la provincia de Salta; y el incremento de muertes por desnutrición en las últimas semanas en el norte de Argentina. El Dr. Albino calificó de "ridículo" que Argentina produzca y exporte alimentos para "400 millones de personas" pero no pueda garantizar la nutrición de toda su población.

(Agencia de Noticias EFE, Visión Federal. 14 de junio de 2010).

“Muchos gobiernos que han pasado quieren entregar la tierra, pero no es como pedimos. Nos quiere entregar un lotecito donde yo vivo, pero nada más. Y si aceptamos esto, entonces morimos. ¿Adónde están los animales que había?. Antes todo era campo. Si no hay pescado, entonces tiene que llorar el chico hasta el otro día. Llorando. ¿De qué llora? De hambre. Nosotros estamos reclamando nuestra comida, que es la fruta del campo. Ahora los mejores algarrobales están alambrando, y nos dejan los peladares donde no hay fruta, para que ahí busquemos qué comer”.

Cacique Wichí Francisco Pérez ante la Corte Internamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos. Noviembre de 2002.

En el presente escrito se presenta información social, económica y sanitaria de las comunidades indígenas objeto del proyecto, así como una aproximación al Índice de Desarrollo Humano estimado por etnia en función de datos locales, a fin de mostrar que sus realidades constituyen excepciones de la realidad nacional.

Introducción

El Noroeste Argentino (NOA) comparte con la región fronteriza de Bolivia una misma cultura e historia económica, por lo que su realidad socio-sanitaria coincide más con Bolivia que con el estado central (1). Esta relación tiene raíces precolombinas. El NOA era parte de la región sur del Imperio Inca: el Kollasuyo; y aún luego de la conquista, Jujuy y Salta formaban parte de una misma región junto a Bolivia y Perú: el Virreinato del Río de la Plata.

Luego de la independencia, entre 1850 y 1920, Argentina desarrolló un proyecto de modernización agrícola-ganadera en el litoral atlántico con incorporación de migración europea; proceso del cual el NOA, y particularmente los indígenas, quedaron activamente excluidos (1). Sistemáticamente se llevaron a cabo ofensivas militares contra los aborígenes de la Patagonia, el Gran Chaco y el Noroeste; las que junto a las condiciones infrahumanas de trabajo en ingenios y de la vida en las reducciones; y a las epidemias, explican el bajo porcentaje de población indígena en Argentina.

Los sobrevivientes fueron subordinados desde el punto de vista socio-cultural, político y económico; y geográficamente desplazados hacia las zonas más inhóspitas de la frontera (2). En este sentido, resulta elocuente el Mapa 1 de la distribución de las comunidades Kolla, Guaraní y Wichí.

Mapa 1. Distribución geográfica de las comunidades Kolla, Guaraní y Wichí en Argentina

En este marco de exclusión, se constata la ausencia de datos demográficos y sanitarios fehacientes y actualizados respecto de dicha población.

A. Las Comunidades Kolla

Se emplazan en la parte occidental del noroeste argentino (NOA), particularmente en tres zonas: la Puna cuya altitud supera los 4000 m.s.n.m., de clima árido andino, caracterizada por la sequedad, el frío y fuertes vientos; a distancias que alcanzan los 1750 km desde la Capital del país; la Quebrada de Humahuaca con altitudes entre 600 y 2000 m.s.n.m.; y los Valles Andinos de Altura; a más de 1700 km de la Capital Federal (3).

Culturalmente se caracterizan por un marcado sincretismo con zonas andinas de Bolivia y Perú (4), con quienes tienen un intenso intercambio, desde tiempos anteriores al establecimiento de la actual frontera.

A.1. Organización económica y social

Durante el auge de la explotación minera de plata centrada en Potosí, el NOA tuvo intensa actividad comercial y de transporte. Pero a finales del siglo XIX la caída de la minería puso a la región en una situación marginal entre dos polos de poder: La Paz y Buenos Aires. (5).

Actualmente, en la Puna predomina la cría de ganado menor y camélidos con los subproductos de lana de llama y artesanías; agricultura de papas andinas y en menor medida de hortalizas, dada la baja disponibilidad de agua y la rigurosidad del clima. En general, se organizan como pequeños productores familiares que combinan la economía de subsistencia con otros ingresos cuya obtención implica migraciones estacionales o permanentes a centros urbanos por parte de algunos miembros de la familia. Los hombres parten hacia explotaciones mineras, cosecha azucarera o algodonera; y las mujeres hacia trabajos domésticos en las ciudades. El trabajo en el ámbito municipal se vió incrementado desde el 2002 por medio de las contraprestaciones para el plan Jefes y Jefas de Hogar (3). A nivel familiar, la mujer es el soporte económico principal, y se dedica a la artesanía, comercio de granos y comidas elaboradas, así como a las tareas del hogar (6).

El subsuelo andino contiene minerales como el azufre, plata, zinc, plomo, estaño y cobre. La explotación de estos recursos afecta la ecología y la salud indígena, a la vez que genera escasos puestos de trabajo; por lo que se convierte en una amenaza para los Kolla (2).

El sincretismo religioso y cultural no ha significado la desaparición de la cultura Andina, que se expresa en las comidas, la modalidad de cultivo de las tierras, la música y la identidad social.

Vivienda típica

Habitualmente los Kolla habitan en casas de adobe (barro) con techos de paja en las zonas rurales y comunidades más aisladas. No existen sistemas de cloaca; y en algunos casos las viviendas no cuentan con energía eléctrica ni agua potable de red. En los pueblos más cercanos a las rutas, las viviendas se construyen con ladrillo o cemento y hay mejor acceso a servicios.

A.2. Situación sanitaria

En base a datos del año 2008, se exploraron los departamentos donde más del 60% de la población es indígena, y se observó que mientras la tasa de mortalidad infantil (TMI) del país era de 12.5‰, y las de Salta y Jujuy de 14.0‰; los departamentos con predominio Kolla como Molinos y Rinconada, llegaron a tasas de 51.3 y 66.7‰, es decir que 1 de cada 19 niños nacidos en Molinos, y 1 de cada 15 niños nacidos en Rinconada, no tiene posibilidad de superar su primer año de vida (Ver Tabla 1).

Estudios realizados por el Grupo de nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo de la Universidad de Islas Baleares encontraron que los mayores problemas nutricionales de la población pediátrica son el retardo crónico del crecimiento (10.7 en niños y 12.4% en adolescentes) y la obesidad (8.2 en niños y 3.5% en adolescentes). En los adultos se encontraron altas prevalencias de sobrepeso (32.3) y obesidad (18.3%), especialmente en aquellos con mejores posiciones socioeconómicas relativas, sugiriendo la coexistencia de problemas nutricionales por déficit y por exceso (7).

A.3. Aproximación al Índice de Desarrollo Humano en las comunidades Kolla

El analfabetismo en mayores de 10 años alcanzó a 23% en el 2009 (8); traduciéndose en pobreza y desigualdad a largo plazo, que se agudiza entre los indígenas entre quienes el 58.5% nunca concurrió a la escuela o no terminó el nivel primario, mientras que entre los no-indígenas esta tasa es de 27.5% (9). El Producto Interno Bruto estimado en 1200 USD anuales per cápita. En base a estos datos se puede estimar un IDH de 0,56 con el que las zona kolla ocuparía el puesto 137 en el ranking internacional junto a países como Swaziland en África y Pakistán (frente a un IDH de 0.86 y puesto 49 de Argentina) (Ver Tabla 2). Asimismo estos niveles de desarrollo son comparables a los del vecino departamento boliviano de Potosí (IDH=0.52 para el año 2008); confirmando la similar situación socioeconómica de la Zona Andina.

A.4. Principales problemas que enfrentan los Kolla

El turismo a gran escala modificó las estructuras sociales, culturales y políticas locales, a la vez que las comunidades no tienen acceso económico para esta actividad, por ejemplo en la Quebrada de Humahuaca recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por otra parte, la minería deja graves secuelas en las comunidades. En el pueblo central de la Puna, Abra Pampa, la empresa Metal Huasi abandonó 10.000 toneladas de residuos que contaminaron la tierra, el agua y el aire durante 25 años. En 2007, la Universidad Nacional de Jujuy reveló que el 81% de los niños de este pueblo muestra altas concentraciones de plomo en la sangre, con efectos en su crecimiento, daños neuromadurativos que afectan el coeficiente intelectual, y anemia.

A.5. Fotografías de la Etnia Kolla


B. Las Comunidades WICHí

A 1943 km de la Capital del país habitan los Wichí, en la zona del “Gran Chaco”, catalogada como el segundo ecosistema de importancia en Latinoamérica, después de la Amazonía, y que se extiende en la parte oriental del NOA. El Chaco consiste en una gran llanura con escasa pendiente, de clima cálido-húmedo en su porción oriental; y cálido-seco en la occidental. Se extiende en Argentina, Bolivia y Paraguay (10).

El asentamiento de los Wichí en este territorio data desde hace 12.000 años de acuerdo a las evidencias arqueológicas; pero se los registra en la historia argentina recién a partir de los 80´, cuando el estado decide ocupar la frontera norte colocando a los indígenas fuera de ésta, o reclutándolos como mano de obra para los ingenios azucareros de la región. Mientras tanto, poblaciones criollas (mestizas) se asentaron en la zona desarrollando la ganadería que modificaría extremadamente el medio ambiente al reducir la diversidad de frutos y fauna silvestre; fundamentales fuentes alimentarias de los Wichí. Paralelamente, se establecieron misiones anglicanas entre 1920-1930; y en la década de los 70 se inició la explotación forestal (2). A pesar de este proceso de desarrollo, los Wichí constituyen la población mas pobre del país (10).

B.1. Organización económica y social

Los Wichí se organizan en pequeñas comunidades de 50 a 500 personas, en su mayoría asentados a lo largo de los ríos Pilcomayo y Bermejo (3). Las comunidades son dispersas y el acceso a ellas representa grandes dificultades por las largas distancias y el mal estado de los caminos, que no tienen pavimento. Cada comunidad tiene un cacique a su cabeza, y cuentan con un número variable de familias con un promedio de 10 hijos (11).

Su peculiar economía se basa en los principios de no-acumulación y distribución comunitaria de bienes, lo que implica que priman las situaciones de igualdad entre individuos y familias. Su “cultura de lo mínimo” parte del respeto a la naturaleza y del concepto de que el medio es lo dado y no es necesario su transformación, por lo cual la producción no es importante para estas comunidades; y el consumo es generalmente austero. Los alimentos que se obtienen mediante la pesca, caza o recolección son distribuidos entre las familias, y esa capacidad de distribuir sustenta el prestigio social, mientras que la no distribución de bienes implica el aislamiento social absoluto (10).

Tradicionalmente vivían de la caza, la pesca y el cultivo de alimentos en pequeños huertos. La desertificación de las tierras a causa de la ganadería provoca períodos de hambre e inanición a los Wichí, haciéndolos depender mucho más de empleos ocasionales para sobrevivir (11). Las ocupaciones más frecuentes son de cosecheros en las fincas criollas, peones en ingenios de azúcar o algodón, o trabajadores golondrina en otras provincias. Sin embargo, la falta de trabajo es generalizada (2).

La mujer es la encargada de la recolección de frutos silvestres, de administrar los escasos recursos que su compañero acerca al hogar, y de confeccionar artesanías de fibra de chaguar que son intercambiadas por alimentos farináceos, azúcar, yerba mate ó grasa (6). Los hombres realizan la caza, la pesca y artesanías en maderas duras o alfarería.

Las pautas culturales tradicionales y la lengua indígena están aún vigentes. Hasta un 35% de los niños y madres jóvenes son monolingües. Sin embargo, en los últimos años se ha acentuado un acelerado proceso de incorporación a la sociedad global sin previsión ni planificación (2).

Vivienda típica

La vivienda aborigen Wichí suele ser un refugio primitivo de 15 a 20 m2, sin servicios sanitarios ni de agua potable, sobre piso de tierra. Consiste en una choza adobada con techo y paredes de ramas entretejidas y barro (12). Son serias las carencias de infraestructura vial, transporte, comunicación y cobertura médica (2).

B.2. Situación sanitaria

Los antecedentes del año 2004 con respecto a la mortalidad infantil en Salta, indican que alcanzó tasas de 43.1 a 52.6‰ en indígenas y desde 26.8 a 30.3‰ en niños no-indígenas (9). En base a la exploración de datos del 2008, se observó que Santa Victoria, departamento de principal asentamiento Wichí alcanzó una TMI de 31.8‰, duplicando la tasa provincial de 14.4‰ (Ver Tabla 1).

Entre las enfermedades más comunes se encuentran el Mal de Chagas, la Tuberculosis y la parasitosis. Sin embargo, no se cuenta con información sanitaria desagregada por etnia, ni estudios específicos en profundidad (2).

Ligado a la explotación minera en Bolivia, los indígenas argentinos de la rivera del Río Pilcomayo muestran altas concentraciones de metales pesados residuales, como plomo y arsénico (13).

B.3. Aproximaciones al Indice de Desarrollo Humano

La expectativa de vida de los Wichí se sitúa en los 50 años debido a la desnutrición, pobreza extrema, insuficiente asistencia sanitaria básica (los hospitales se encuentran a grandes distancias de las comunidades) y la escasez de medicamentos (11). A nivel de los departamentos de predominio Wichí, el 35,1% de la población declara no saber leer (12), mientras que organismos no gubernamentales estiman que el analfabetismo alcanza 50%. La deserción escolar se produce a consecuencia de la carencia de los recursos más elementales, así como por las migraciones estacionales en que la familia entera se moviliza (11). En cuanto al producto interno bruto, se estima que el mismo es muy bajo, dado que es poco frecuente que los Wichí tengan trabajo estable, y se desempeñan en trabajos ocasionales con los que obtienen ingresos de 200 a 300 pesos argentinos mensuales (alrededor de U$D 75 a 100).

Dada esta situación, se puede estimar que el IDH en las comunidades Wichí alcanza a 0.44; la mitad que el IDH nacional; lo que las colocaría en el puesto 170 del ranking internacional; con un nivel de desarrollo comparable al de Ruanda y Gambia en el África Subsahariana, ó al de Haití en Latinoamérica (ver Tabla 2). Al compararlos con el departamento boliviano de Potosí, es notorio que los Wichí presentan aún menores avances en su desarrollo (IDH de Potosí, 2008=0.52).

B.4. Principales problemas que enfrentan los Wichí

· En marzo de 2006 hubo graves inundaciones, aceleradas por la deforestación, provocando la disminución de la vida animal y la diversidad vegetal en el monte (11).

· Insuficiencia de los servicios del estado (educativos y de salud): asistencia médica deficiente o nula, y difultades de los niños monolingües para su adaptación a la escuela (2).

· Desplazamientos forzados y pérdida de tierras relacionados al avance de la frontera agrícola para monocultivo de Soja, la explotación petrolera y forestal. Se calcula que desde 1988 hasta el 2009 se deforestaron aproximadamente 2,3 millones de hectáreas en la zona (14).

B.5. Fotografías de la Etnia Wichí


C. LOS GUARANÍ

Los Guaraní son de origen Amazónico; y se ubican en comunidades a 1665 km de Buenos Aires, al oeste del Gran Chaco. Descienden de Brasil, donde constituyen el pueblo indígena predominante; y en Argentina son el grupo de asentamiento más reciente (a fines de siglo XIX) (15).

En Salta y Jujuy habitan la Selva de Yungas o Selva de Pedemontana. Históricamente llegaron a ocupar 350.000 km2 de bosque; pero actualmente se ven hacinados en pequeñas parcelas, rodeadas de haciendas de ganado y cultivo de soja y azúcar (15). Como en el caso de los Kolla, las fronteras representan para los Guaraníes una continuidad de sus vínculos comunales y de parentesco con Bolivia y Paraguay, país último de donde huyeron en la Guerra del Chaco.

Las comunidades se ubican en zonas periféricas y rurales, sin integrarse a las sociedades dominantes, y formando parte de los sectores más marginados y empobrecidos de la zona (8).

C.1. Organización económica y social

Los Guaraní habitan comunidades rurales, urbanas o periurbanas, generalmente en terrenos fiscales. En la zona chaco-salteña constituyen comunidades líderes por su sólida organización socioeconómica y su fuerte identidad cultural. Asimismo, gozan de un nivel más alto de alfabetización que las otras etnias (2).

El 90% de los adultos trabaja como peón en ingenios, fincas, y aserraderos. Unos pocos trabajan para petroleras, empresas viales, hidroeléctricas, o en los municipios. Además del trabajo asalariado cultivan huertas familiares cuyos excedentes comercializan en centros urbanos. A la vez, mantienen sus costumbres de cazadores, pescadores y artesanos.

En su mayoría dejaron de hablar su lengua, si bien hay enclaves en donde aún se mantiene vigente (16).

Vivienda típica

Consiste en ambientes únicos ó dos ambientes donde convive la familia extendida. Las paredes son de palo, los techos de paja y caña, a dos aguas. En general carecen de puertas y ventanas; y las viviendas se disponen alrededor de un patio común en el que se desarrollan actividades cotidianas y reuniones.

No tienen servicios de cloacas, y si bien cuentan con luz eléctrica, por el costo no todos disponen de ella. Las casas tienen pisos de tierra; y cuentan con grifos comunales de agua corriente, pero no potable.

C.2. Situación sanitaria

De acuerdo a datos del 2008, los departamentos donde habitan los Guaraní muestran datos menos alarmantes que el de las etnias Kolla y Wichí. Ledesma y Orán alcanzan TMI de 14.4 y 14.8‰, superando sólo en 0.4 puntos a las tasas provinciales (Ver Tabla 1). Sin embargo, los Guaraní representan minoría en estas áreas, por lo cual los niveles de mortalidad no indicarían en forma directa su situación sanitaria particular. Mientras, los organismos de salud estatales de la zona, señalan que la desnutrición afecta principalmente a los niños de 2 a 5 años; y que la mayoría de casos ocurren en niños indígenas.

Las enfermedades más comunes son infecciones respiratorias agudas, diarreas, hepatitis, parasitosis, y paludismo. En general toda la población recibe atención médica, aunque en el caso rural es menor que en el urbano y existe la práctica de combinar atención medica con medicina tradicional. No existen datos desagregados por etnia ni estudios en profundidad de las condiciones alimentarias nutricionales de la etnia Guaraní.

C.3. Aproximación al IDH en los Guaraní

El IDH para estas comunidades se estimó en base a una esperanza de vida de 50 años, y una tasa de analfabetismo de 10.5% en mayores de 10 años para el año 2009 (8). El Producto Interno Bruto per cápita se puede definir en niveles bajos, dado que el 70.3% de los habitantes de Orán viven por debajo de la línea de pobreza (no alcanzan a cubrir sus necesidades alimentarias y otras necesidades básicas), y el 42,5% es indigente (no alcanza a cubrir ni siquiera sus necesidades alimentarias).

Dadas estas condiciones, el IDH estimado para los Guaraní es de 0.58, colocándolos en el puesto 139 del ranking mundial, a niveles comparables a los de países como República del Congo en África y Camboya en Asia; y también a los niveles de desarrollo humano del vecino departamento Boliviano de Potosí (IDH=0.52) (Ver Tabla 2).

C.4. Principales problemas que enfrentan los Guaraní

La situación sanitaria es precaria y constituyen el grupo más pobre en su zona. Habitan tierras fiscales, y en algunos casos, deben abonar alquileres en terrenos privados para autosubsistir, por lo que la tenencia de tierras se considera muy precaria.

La actividad petrolera amenaza con la biodiversidad de la Selva de Yungas y Pedemonte Andino donde habitan los Ava-guaraní.

C.5. Fotografías de la etnia Guaraní


Tabla 1. Tasa de Mortalidad Infantil de Argentina, Ciudad de Buenos Aires y los departamentos de mayor presencia indígena en las provincias de Salta y Jujuy (2008)

Región Geográfica (País/Provincia / Departamento)

Tasa de Mortalidad Infantil

(por mil nacidos vivos)

País

12,5

Ciudad de Buenos Aires

7,7

Provincia de Jujuy

14

Departamentos con más de 60% indígena

Etnia Kolla

Rinconada

66,7

Santa Catalina

41,1

Susques

28,8

Tilcara

35,4

Etnia Guaraní

Ledesma

14,4

Provincia de Salta

14,4

Departamentos con más de 60% indígena

Etnia Kolla

Iruya

33,3

Los Andes

44,7

Molinos

51,3

Etnia Guaraní

Orán

14,8

Etnia Wichí

Santa Victoria

31,8

Fuente: Elaboración propia en base a estadísticas de la Dirección de Estadística e Información de Salud (Ministerio de Salud, IDES, 2008).

Tabla 2. Estimación del IDH en Comunidades Kolla, Guaraní y Wichí del Noroeste Argentino (Año 2008/09)

Componente de Desarrollo Humano

Etnia

Kolla

Guaraní

Wichí

Esperanza de vida (años)

54

55

50

Índice de Esperanza de vida

0.48

0.50

0.42

Tasa de Alfabetización (%)

77.0

89.5

50.0

Tasa de Matriculación (%)

80.0

90.0

70.0

Indice de Educación

0.78

0.90

0.57

Producto Interno Bruto Anual per cápita (U$D)

1200

800

800

Indice del Producto Interno Bruto

0.41

0.35

0.35

Indice de Desarrollo Humano

0.56

0.58

0.44

Nota: En base al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 2009 se emplearon los siguientes Valores mínimos y máximos: IEV 25 a 85 años; IE 0 a 100% para cada componente de educación; IPIB de 100 a 40.000 USD anuales per cápita; y se aplicaron las Fórmulas:

Indice de Esperanza de Vida (IEV)= esperanza de vida real - 25

85 – 25

Indice de Alfabetización (IA) = alfabetización real – 0

100 – 0

Indice de Matriculación (IM) = matriculación real – 0

100 – 0

Indice de Educación (IE) = 2/3 (IA) + 1/3 (IM)

Indice de PIB = log (PIB real) – log (100)

log (40.000) – log (100)

Indice de Desarrollo Humano (IDH) = 1/3 (IEV) + 1/3 (IE) + 1/3 (IPIB)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Pérez-de-Arévaloi LF, Torinoii EM. Argentina y Bolivia (Siglo XIX). En: Boleda M, Mercado-Herrera MC, (Compiladores). Seminario sobre Población y Sociedad en América Latina, 2000. Asociación Argentino-Chilena de Estudios Históricos e Integración Cultural. Grupo de Estudios Socio-demográficos; Salta, República Argentina; 2000. p. 11-23.

2. Golluscio LA (2008).Los pueblos indígenas que viven en Argentina. Informe de Actualización 2002. 1a ed. Buenos Aires: PROINDER (Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios). Ministerio de Economía y Producción. Buenos Aires, Argentina.

3. Cervera-Novo JP (2010). La Cuestión Indígena en la Argentina, un Estudio de Actualización. Buenos Aires: PROINDER. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

4. Martorell-de-Laconi S (2001). Relación del español del N.O.A. con el español andino. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy (16):103-115.

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6. Informe Nacional: Situación de la Mujer en la República Argentina. Buenos Aires; Setiembre de 1994.

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