miércoles, 30 de marzo de 2011

Supermercados imaginarios y derechos postergados

POR ANA SORUCO Y CELESTE NESSIER

"Supermercados imaginarios y derechos postergados"

Hoy, el ejercicio de leer los informes del INDEC y luego ir al supermercado se ha convertido en un pasaje hacia realidades desconectadas
Supermercado- foto ilustrativa-
Miércoles, 30/03/2011 | 18:26 hs
¿Quiénes son los pobres y quienes no? Pregunta si las hay complejas de resolver. 

En Argentina el INDEC es el organismo oficial que realiza estimaciones indirectas de pobreza e indigencia a través de la cuestionada medición de la CANASTA BÁSICA DE ALIMENTOS, conformada por productos de consumo general, que cubren las necesidades alimentarias básicas de las personas. 

Hoy, el ejercicio de leer los informes del INDEC y luego ir al supermercado se ha convertido en un pasaje hacia realidades desconectadas. La última estimación del ente estatal indica que una familia de 4 personas (compuesta por padre, madre y dos hijos de 5 y 8 años) puede adquirir sus alimentos con $580 mensuales. Despojadas de rigurosidad metodológica, concurrimos a los supermercados donde habitualmente realizamos nuestras compras, en las ciudades de Salta y Santa Fe para confeccionar un “changuito” con los mismos alimentos de la canasta oficial y ¡sorpresa! duplicaron el valor publicado por el INDEC. En estos supermercados la familia desembolsaría cada mes $1.126 en Salta, y $1.141 en Santa Fe para asegurar sus necesidades alimentarias básicas. Más aún, lejos están esos alimentos de conformar una alimentación saludable, que permita garantizar el bienestar básico y alcance de la salud, respetando la dignidad y las necesidades sociales y culturales de grandes y chicos. En definitiva, una canasta que garantice el Derecho a la Alimentación que se ejerce cuando “todo hombre, mujer o niño, ya sea sólo o en común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a la alimentación adecuada y culturalmente aceptable, o a medios para obtenerla”; derecho que nuestro país ha asumido desde 1968 y ratificado en 1986 mediante el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU), con las obligaciones de respetarlo, protegerlo, facilitarlo y hacerlo efectivo. La omisión de esta responsabilidad nos convierte en el chivo expiatorio de un sistema viciado de intereses particulares y corporativos en la medida en que el precio de un alimento triplica al que promociona el aparato político de turno. 

La consecuencia más grave de la subestimación de la CANASTA BASICA DE ALIMENTOS es que implica la subestimación de los niveles de pobreza en el país. Puesto que la canasta alimentaria se multiplica por un factor de ampliación para agregar las necesidades de educación, salud, vestimenta y transporte; definiendo en conjunto la LINEA DE POBREZA. Las prácticas metodológicas dudosas tras esta estimación, y las cuestionables estrategias de poder que toman la información como prisionera, nos han divorciado como argentinos con nuestras propias estadísticas ya hace años. Nos convertimos en el ejemplo de cada una de las alternativas que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo identifica como usos inadecuados de las estadísticas: empleo excesivo, insuficiente, incorrecto y mal uso político. Pasado el segundo milenio, no disponemos de información confiable para definir el rumbo de nuestras políticas públicas, ni para evaluarlas. Invisibilizar la inflación y la pobreza, nos afecta incluso en la elegibilidad para la cooperación internacional de la sociedad civil. 

Mientras tanto, en menos de 3 meses, 14 niños de pueblos originarios murieron desnutridos en la provincia de Salta. ¿Habrán sido pobres o habrán vivido en el país de las maravillas que estima el INDEC?. Reducir el hambre, la pobreza y las desigualdades, no son meros problemas técnicos-financieros sino asuntos políticos. Y como sugiere Joan Benach, diagnosticar la realidad y no actuar no es ética ni políticamente aceptable.

Ana Soruco (Salta) y Celeste Nessier (Santa Fé). Másters en Nutrición con mención en promoción de la salud y prevención de enfermedades asociadas a la Nutrición.

martes, 15 de marzo de 2011

Ya son 14 niños originarios los fallecidos por Desnutrición, y omisión de sus derechos más fundamentales en el Norte de Argentina

[Salta, 15 de Marzo de 2011] En lo que va del año lamentamos, denunciamos, y repudiamos la muerte por insuficiencia alimentaria, de agua potable, desnutrición y abandono de niños de nuestros pueblos originarios en el Norte Argentino, específicamente en la provincia de Salta. A los casos relatados en el artículo anterior, podemos agregar información sobre el caso de Eliseo Teófilo Martínez, de un año y seis meses, quien vivía en una comunidad Wichí de la localidad de Embarcación, 270 kilómetros al norte de la capital salteña. Su padre trasladó a Eliseo y a su mamá por 3 kilómetros de barro en una bicicleta para llevarlo al Hospital de Orán. Su madre asintió que “Eliseo siempre tenía problemas de desnutrición”. Falleció el 5 de Febrero.


LOS CASOS


-         [28 de Enero] Julián Darío Pérez, 1 año y medio. Localidad de Morillos (Wichí).

-         [3 de Febrero] Leandro Arias, 1 año y 8 meses. Comunidad Sachapera (Guaraní-Wichí).

-         [4 de Febrero] Rocío Soruco, 3 años de edad. Hija del cacique de la comunidad Kilómetro 6 (Wichí).

-         [4 de Febrero] Yanina Belinda Díaz, 1 año y medio de edad. Localidad de Morillos (Wichí).

-         [5 de Febrero] Marlen Ubaldina Arias, bebé de 6 meses. Comunidad Lapacho II, Tartagal.

-         [5 de Febrero] Eliseo Teófilo Martínez, 1 año y medio. Embaracación (Wichí). 

-         [8 de Febrero] Marcos Torres, 1 año y medio de edad. Comunidad Sachapera (Guaraní-Wichí)..

-         [9 de Febrero] Santiago Natanael Torres, 1 año. Comunidad Sachapera I (Toba Chulupí).

-         [9 de Febrero] Gisell Cristina Pino, 2 años. Localidad de Morillos (Wichí).

-         [12 de Febrero] Gerardo Banegas, 1 año y 10 meses. Comunidad “Pluma de Pato” en la zona de Dragones (Wichí).

-         [20 de Febrero] Efraín Ibáñez, 5 meses de edad. Comunidad Mora Nueva, de Bolivia, derivado desde la comunidad Misión San Luis en Santa Victoria Este (Wichí).

-         [2 de Marzo] Muere una niña Wichí de la Comunidad “Pérez” (General Mosconi). Tenía 1 año y 3 meses. 

-        [4 de Marzo] Erika Betzabé Torres. Niña wichí que murió a la edad de 1 año y 10 meses de edad. Pertenecía a la Misión “Pablo Sarmiento” y falleció en el Hospital de Tartagal, por desnutrición grave y septicemia.

-       [8 de Marzo] Muere otra niña originaria de Tonono, a los 15 meses de edad.




El 12 de Febrero se agregó la muerte de Gerardo Banegas, de 1 año y 10 meses de edad, quien pertenecía a la comunidad Wichí “Pluma de Pato” en la zona de Dragones. Murió por desnutrición y diarrea.
Días después, el 17 de Febrero, conocí a Guillermina Flores y Abel Ibáñez, originarios Wichí, en la vereda del Hospital Materno Infantil de Salta.  Nos presentamos y conversamos. Me contaron que estaban en Salta porque el hijo de ella estaba internado de gravedad: Efraín Ibáñez tenía 5 meses de edad, estaba desnutrido desde el nacimiento y tenía complicaciones pulmonares. En tan tremenda circunstancia, Guillermina y Abel permanecieron durante 10 días durmiendo en el piso del hospital, sin abrigo alguno, puesto que fueron trasladados de emergencia en el avión sanitario provincial, sin tener tiempo para recoger los objetos necesarios para estar fuera de casa (ropa, alimentos, documentos, elementos de higiene o el dinero, por escaso, que pudieran traer). Junto a Alejandro Ahuerma, artista salteño reconocido por su comprometido trabajo como periodista social y acercamos nuestras colaboraciones, para suplir al menos esas necesidades; y llevamos esta historia a la radio y a los medios gráficos.

Foto: Guillermina y Abel en la vereda del Hospital

Autor: Alejandro Ahuerma

Inconcebible. El lunes 21 de Febrero, aniversario de mi natalicio, me acerqué a visitarlos y los encontré recostados en la vereda del Hospital. El domingo, Efraín había fallecido, y sus familiares ya no podían permanecer en los pasillos del hospital. En la primer noche de su duelo, durmieron en la vereda fría de la morgue del Hospital Materno Infantil. Doloroso. ¡Inconcebible!. Encontré a Guillermina llorando, me abrazó. Gracias a las gestiones de Pedro Lozano y Emilio Torres, dos Wichí de la Comunidad “Cañaveral”  (quienes aún sin conocer a los Ibáñez, se solidarizaron con ellos) la Morgue aceleró la entrega del cuerpito de Efraín para que los padres puedan partir en la camioneta de la morgue de regreso a su tierra. Los acompañé hasta ese momento… el inicio de un regreso a esa tierra, que es suya, aunque montañas de papeles digan lo contrario. A esa tierra que durante más de 1200 años les dio alimento, sustento, cobijo, frutos, animales, peces y alimentos… y que hoy es un gigantesco campo de soja, para beneficio de pocos.
Alejandro Ahuerma, recordó en su artículo la promesa incumplida del gobierno provincial, de utilizar el viejo nosocomio materno infantil para alojar a las familias que viajan desde el interior de Salta para el tratamiento médico de sus niños. 
Días antes, en entrevista con Diego Long destaqué, como profesional de la salud, la responsabilidad del estado en contemplar el multiculturalismo en el ámbito de la salud, y aludí a las experiencias de Venezuela, México y Chile. Los trasandinos instalaron en el Sur mapuche “hospitales interculturales donde las machis, las curadoras mapuches que tienen un espacio en los hospitales, trabajan en forma mancomunada con los agentes de salud clásicos”. Mismos sistemas multiculturales de salud que consideran los derechos de los pueblos originarios, partiendo desde un hecho tan básico como un lugar propicio para la estadía de los padres que se trasladan desde tan lejos para el tratamiento médico de sus hijos.
Pasado febrero, se sumaron las muertes de 3 niños originarios. El 2 de Marzo, murió en Tartagal una niña wichí de la Comunidad "Pérez". Tenía 1 año y 3 meses y la causa de muerte se inscribió como “Deshidratación”. Conocemos, y muchos profesionales han explicado, que son los niños malnutridos los que no resisten una diarrea. Su familia no tenía siquiera agua potable. Previa a su internación en Tartagal, la niña había sido internada y dada de alta en el Hospital de Mosconi, desde donde fue reinternada y derivada. El director del hospital de Mosconi destacó que los padres “no tienen recursos y quieren permanecer con todo el grupo familiar junto al paciente y acá no tenemos esa posibilidad”.
El siguiente Viernes 4 de Marzo falleció Erika Betzabé Torres, de la comunidad “Misión Pablo Sarmiento”. Tenía 1 año y 10 meses de edad, y murió por septicemia con antecedentes de desnutrición grave. 
La más reciente muerte se produjo el 8 de Marzo, cuando una niña de 15 meses de edad, originaria en el Chaco Salteño fue trasladada de urgencia hacia el hospital materno infantil, luego de pasar 12 horas internada en Tartagal, pero sin resistir los abates de la desnutrición, de la pobreza, de la faltas de políticas específicas que los protejan a través del trabajo digno, la soberanía alimentaria, la educación intercultural, la salud intercultural y el aseguramiento de todos sus derechos.

 _________________OPINIÓN_________________
La desnutrición infantil es el resultado de la vulneración y omisión de los derechos indígenas al territorio y a la cultura, los derechos humanos al alcance del máximo nivel posible de salud, a la alimentación digna y de calidad, y ante todo, del derecho a la vida. Y aún, mucho antes de que se produzca la muerte de un niño, toda vez que un niño no tiene acceso al alimento que necesita en cada momento, ni goza de vivir en un ambiente que le permite el pleno aprovechamiento fisiológico, emocional y social de esos alimentos, se incurre en una tremenda omisión de sus derechos más básicos.
Ya lo dijo Eduardo Paliza, miembro del pueblo Wichí, dirigente de la Unión de Trabajadores Desocupados de Campamento Vespucio: “Si nosotros tuviéramos todas las tierras, el río, el pescado, las frutas, las plantas, no se le pide a nadie nada. ¿Cómo va a hacer una madre con sus hijos, si no le puede dar la fruta, ni el pescado? Acá en el norte hay mucha riqueza en la tierra, ¿pero cómo llegar si está todo alambrado y no podés pasar porque te meten tiro o te mandan a la policía?” y agregó que al este del departamento San Martín las sojeras fumigan con glifosato a los pueblos originarios, envenenando a las personas, a los ríos, a la tierra y matando a los animales.

ANA INES SORUCO
DNI 27.110.424
Nutricionista


Fuentes consultadas:

Artículo "LA ISLA DE LOS WICHI" por Diego Long (Diario Miradas al Sur)

[13 de Febrero de 2011] El siguiente es el artículo escrito por el periodista Diego Long, del diario "Miradas al Sur":

La muerte de siete niños de las comunidades echadas de sus tierras en Salta recuerda el drama de los que no son tratados como hermanos En apenas doce días, siete nenitos de entre seis meses y tres años murieron en el departamento de General San Martín, al norte de la provincia de Salta. Todos pertenecían a la etnia wichí y todos fallecieron a causa del estado de desnutrición en que se encontraban. En su mayoría, la diarrea estival fue la encargada de asestar el tiro de gracia.
Marianito Moreno se recuperó físicamente de una desnutrición aguda, pero arrastra secuelas neurológicas.
Marianito Moreno se recuperó físicamente de una desnutrición aguda, pero arrastra secuelas neurológicas.
“La otra vez fuimos noticia porque cortamos la ruta, por los pozos petroleros, pero ¿quién se va a acercar ahora por los niños que mueren de hambre, hermano? El niño no habla, no te puede decir tengo hambre, y son sólo los papás los que los están mirando y los tienen en los brazos hasta que se mueren”, interpela a Miradas al Sur, Eduardo Paliza, integrante de la comunidad wichí. Por eso, esta vez, la sorpresa fue que el tema se instaló en los medios. Porque, el año pasado, a esta altura, la cifra de niños fallecidos duplicaba a la de este 2011, y la del anterior fue aún mayor, y la del anterior, más. Así y todo, semejante espanto no mereció la escena mediática de aquellos años no electorales.
De todos modos, las explicaciones periodísticas aportaron más confusión que otra cosa. “La radio y la tele, que están acá a la vuelta nomás, dicen que ‘es un problema cultural’. Mentira. ‘Es un problema indígena’”, se queja Paliza. “Cortan el hilo por lo más delgado. Si nosotros tuviéramos todas las tierras, el río, el pescado, las frutas, las plantas, no se le pide a nadie nada. Cómo va a hacer una madre con sus hijos, si no le puede dar la fruta, ni el pescado? Acá en el norte hay mucha riqueza en la tierra, ¿pero cómo llegar si está todo alambrado y no podés pasar porque te meten tiro o te mandan a la policía?
Paliza empieza a desentramar una parte del problema. Quizá la fundamental. Al menos para las comunidades, porque todos los caciques repiten que el problema es el desempleo, y que ello está directamente ligado con la expulsión de los pobladores originarios, la ocupación de sus tierras y la instalación de industrias que generan muy poco empleo.
“El departamento de San Martín empieza en Embarcación y termina en Bolivia –cuenta el ciudadano argentino y wichí–. Son cien kilómetros de ruta. Al este están las sojeras, todos los días los aviones están tirando cagada y veneno, matando a los pueblos indígenas todos los días. Al oeste, están las petroleras, que envenenan todo, los ríos, la tierra, y matan a los animales, y eso nadie lo dice. Estamos a 2 mil kilómetros, pero la amiga Presidenta tiene que conocer la verdad”, remata.
Octorina Zamora también es salteña, es wichí y le apunta a la usurpación: “Los pobres, los indígenas, no tenemos acceso al trabajo digno, no podemos contar con los medios económicos para dar de comer a nuestros hijos. Les dan prioridad a la soja y nos despojan de nuestro territorio, de nuestro hábitat. Uno de los mayores culpables de todo esto es el tema de los despojos, el desmonte, hay muchos pueblos acorralados por vastos territorios de gente que ni siquiera son del lugar,. Hay muchos patrones que nosotros ni conocemos”.
Octorina agrega que las 17 comunidades indígenas (wichí, guaraní y quom) que viven en Embarcación y se quedaron sin territorios, también sufren inundaciones cada vez que llueve. “Encima, Embarcación está en una zona de transición entre las sierras de yungas y el Chaco salteño árido, el único pulmón ecológico que tenemos”. La Dirección de Recursos Hídricos provincial publicó un informe que “dice que el pueblo de Embarcación está en riesgo de sufrir un alud por los desmontes”. Octorina estuvo en agosto de 2009 en Buenos Aires, junto a otros veinte wichís, pidiendo a la Corte Suprema que detenga los desmontes. La Corte ya estaba al tanto: seis meses antes siete caciques wichís habían participado de la audiencia pública, junto a los gobiernos provincial y nacional, que el máximo Tribunal había ordenado al hacer lugar al amparo que detuvo por un tiempo talas y desmontes en San Martín, Orán, Rivadavia y Santa Victoria.
Mente, cola y corazón cerrados. En el mismo sitio donde los bebés se mueren de hambre están los campos de Alfredo Olmedo. En poco tiempo acumuló unas 160 mil hectáreas. Según fuentes provinciales, “andando mal, le da un rinde de 440 millones de pesos por año”. Alfredo Olmedo hijo, hoy diputado, declaró: “Soy orgulloso de ser del campo y pertenecer a una cultura del trabajo”. Pero los salteños aseguran que “no se le conoce sudor, nunca trabajó”. Las únicas actividades en que se lo vio antes del Congreso y de Cocodrilo fueron las carreras de motocross y motos de agua. El diputado corría en aguas más limpias que las que las comunidades traen de lejos, almacenan por días en tachos precarios y causan la diarrea. La diarrea estival, habitual en esta época, altera la absorción intestinal, lo que produce la pérdida de agua, minerales y nutrientes. En los niños pequeños, provoca rápida deshidratación. Si no se trata a tiempo acarrea consecuencias graves, como la muerte.
El aspecto cultural del problema también es complejo. Por un lado, los miembros de las comunidades wichís dan cuenta de la discriminación que sienten en las instituciones hospitalarias. Por otro lado, o no tanto, las autoridades deben lidiar con la reticencia de los aborígenes a la medicina occidental. Para colmo, el exitoso plan nacional de agentes sanitarios y de descentralización de la atención médica tiene sus vacilaciones allí. “La atención primaria de la salud es la llegada de los agentes sanitarios al territorio, muchos de la propia comunidad”, describe Susana Canela, especialista en políticas públicas. “Teníamos el centro de salud, enfermera, los médicos iban al lugar, pero la provincia ahora está teniendo un déficit de médicos en la parte pública”, explica. El sueldo de un agente de la medicina en territorio es pagado cerca de $7000.
El gobernador Juan Manuel Urtubey puso en marcha un plan de emergencia con la intención de detener la seguidilla de muertes. Y al frente del plan la puso a Canela. Urtubey plantea que “si las actividades que venimos haciendo no son suficientes, hay que buscar estrategias nuevas e integrales. Si detectamos desnutridos, nos apoya muchísimo el Ministerio de Desarrollo Humano, que tiene todos los planes alimentarios con dietas especiales. Vamos a tener once nutricionistas repartidos por las comunidades, así que vamos a trabajar fuerte en este tema”, se ilusiona Canela, y suma que serán diez grupos de especialistas, universitarios e indígenas que trabajarán “comunidad por comunidad. Unas cuarenta personas se incluirían para trabajar en todo el territorio, desde Pichanal hasta Pocitos”.
Canela sabe que “la problemática que se vive no tiene que ver solamente con un problema de acceso a los alimentos, sino con un proceso educativo, con el acceso a la salud, con condiciones dignas de vida. Todo eso hace que una persona y una familia pueda cambiar su situación de vulnerabilidad y superar problemáticas tan específicas como esta”, asegura.
La Asignación Universal por Hijo llega también a estos parajes a los que no llega ni el agua. Algunos wichís lo perciben, pero otros no tienen la posibilidad porque no tienen ni documentos. La nutricionista Ana Inés Soruco Wynne es jujeña, pero trabaja con las comunidades de Salta. Hace hincapié en el error de no contemplar el multiculturalismo en el ámbito de la salud y alude a las experiencias de Venezuela, México y Chile. Los trasandinos instalaron en el Sur mapuche “hospitales interculturales donde las machis, las curadoras mapuches que tienen un espacio en los hospitales, trabajan en forma mancomunada con los agentes de salud clásicos”.
El drama no puede quedar oculto detrás de la multiplicidad de factores que inciden en la problemática, todos los años mueren niños, que parecen ajenos como si fueran de una isla.
Fuente: sur.elargentino.com